Un día como hoy: 17 diciembre 1939 – Guerra Crepuscular (1)


di Stefano Basilico

Desde el Admiral Graf Spee de Hans Langsdorff al Emden de Karl Von Müller.

17 de diciembre 1939: hace precisamente 81 años, en las aguas de Punta del Este (y luego en frente de Montevideo), llegaba a su conclusión la trayectoria del “acorazado de bolsillo” KMS Admiral Graf Spee, que a lo largo de algunos meses tuvo en jaque a la Royal Navy a través del Océano Atlántico e Índico, afectando el tráfico marítimo y flujo de los recursos hacia las islas británicas.

El hundimiento de este buque sella idealmente la conclusión de un periodo, es decir lo de los primeros meses de guerra naval en el Segundo Conflicto Mundial, hasta el final de 1939, vividos por la Marina Alemana: el sentido del ocaso, de un crepúsculo de toda una época; un hilo conductor, muy sutil pero visible, uniendo dos épocas a través de un cuarto de siglo: desde 1914 a 1939.

Después de que el U-47 de Gunther Prien violara Scapa Flow torpedeando el acorazado HMS Royal Oak (17 de octubre de 1939), rescatando al mismo tiempo la memoria del sacrificio del U-116 de Von Emsman (28 de octubre de 1918) y el hundimiento de la Hochseeflotte por su misma tripulación en el cautiverio post-bélico (21 de junio 1919), la trayectoria solitaria del “acorazado de bolsillo” KMS Admiral Graf Spee de Hans Langsdorff a través de los océanos lleva idealmente el testimonio y la memoria del crucero del SMS Emden de Karl Von Müller en verano-otoño 1914, además perpetuando el recuerdo de la División Naval de Oriente de la Kaiserliche Marine.

El Admiral Graf Spee, el último Corsario; su comandante Hans Langsdorff, el último Jinete.

El “acorazado de bolsillo” KMS Admiral Graf Spee

Corsario, sí: porque interprete de una estrategia naval denominada “guerra de corso”; cual llevada a cabo por una potencia más débil en la mar mediante buques que actúan aisladamente contra el tráfico marítimo de una potencia adversaria fuerte, en zonas geográficas muy extensas y alejadas de las aguas metropolitanas; basada en sabotear el tráfico marítimo de las naciones enemigas, cortando las vitales rutas que aseguran el flujo de los recursos, hundiendo buques (pero intentando siempre ahorrar vidas) o saqueando depósitos y almacenes.

Una estrategia que requiere a los comandantes cualidades de iniciativa, audacia, imaginación, independencia de espíritu y amor a la responsabilidad; además, una extraordinaria solidez mental: para enfrentar “la soledad del mando” que impone una tensión incesante y agotadora, un tener que hacerse cargo de todo, el peso de la responsabilidad de su proprio buque y de su tripulación, la sensación de ser objeto de una búsqueda incesante por el enemigo. Como en un gigantesco partido de ajedrez, con el océano como tablero.

Curiosamente, la continuidad de la estrategia de la “guerra de corso” fué en primer lugar debida a las consecuencias del Tratado de Versalles, en 1919. Dicho sea de paso, un tratado inicuo, una paz “al estilo cartaginés”, totalmente: ya comenzando por la aplicación de la absurda “cláusula de culpabilidad de la guerra” (artículo 231); una postura vejatoria, fruto de una ceguera politica que – desatando en los vencidos aspiraciones no de revancha, sino de venganza – representó el caldo de cultivo para el posterior nacimiento y toma del poder por el nacionalsocialismo.

Después que el Segundo Imperio Alemán tuvo que entregar lo que quedaba de la todavía poderosa – e invicta – Armada de Alta Mar (Hochseeflotte), fueron impuestas fuertes limitaciones en la perspectiva de la nuevas construcciones navales. Por lo tanto, a partir del año 1929 en la República de Weimar fueron construidos por la Reichmarine buques de nueva concepción, todos con un desplazamiento estándar declarado de 10 000 toneladas largas (10 160 t). Concretamente, el diseño de los buques incorporaba varias innovaciones radicales para ahorrar peso: fueron los primeros buques principales en utilizar extensamente el procedimiento de soldadura para la construcción del casco en vez de los habituales remaches y en utilizar una propulsión totalmente compuesta por motores diésel, que permitían alcanzar una velocidad de hasta 26 nudos. Inicialmente fueron clasificados por la Reichmarine como “buques blindados” (panzerschiffe ); sin embargo, debido a su pesado armamento principal de 6 cañones de 280 mm, la prensa británica comenzó a referirse a estos buques como “acorazados de bolsillo” (pocket battleships). Buques veloces, y poderosamente armados: lo ideal, para actuar como “corsarios” en los océanos.

La Hochseeflotte en Scapa Flow (noviembre 1918)
La continuidad no solo en el sentido estratégico, sino también humano e histórico.

Wilhelmshaven, 30 de junio 1934: Grafin Huberta von Spee, hija del Almirante caido el día 8 de diciembre de 1914 en las aguas de las Islas Malvinas (donde tuvo lugar la aniquilación de la División Naval de Oriente por parte de una poderosa escuadra de la Royal Navy: batalla donde la mujer había perdido también a sus dos hermanos Otto y Heinrich, ambos oficiales en el Gneisenau y Nürnberg), fué la madrina de la ceremonia de botadura del flamante buque que llevaba el nombre de su padre. Además, en la barandilla del puente de mando del panzerschiff – dibujada reproduciendo las almenas de un castillo – estaba una placa negra donde se leía la palabra «Coronel» (escrita en letra gotica, dorada): perpetuando la memoria de la victoria del Kreuzergeschwader de Maximilian Graf von Spee sobre la escuadra de Christopher “Kit” Cradock, el día 1 de noviembre de 1914, frente de la costa chilena.

Una fecha, un destino: justo en el día 1 de noviembre de 1938, el Capitán Erich Langsdorff tomaba el mando del “acorazado de bolsillo” KMS Admiral Graf Spee.

Wilhelmshaven, 30 de junio 1934: Grafin Huberta von Spee, madrina de la ceremonia de botadura del “acorazado de bolsillo” quel lleva el nombre de su padre.

Nacido en 1894 en Bergen, ciudad en la isla de Rügen (la más grande de Alemania), Langsdorff encarnaba el mejor espíritu marinero, a pesar de proceder desde una familia con tradiciones en leyes y religiosas más que navales. En su posterior elección por entrar en la Academia Naval de Kiel (en 1912), contra el deseo de sus padres, seguro influyó el hecho de que la familia se mudara a Düsseldorf en 1898: allí, fueron vecinos de la familia del Conde (Graf) Maximilian von Spee; esta cercanía y familiaridad le dictó – además de un modelo de ética, sobriedad de los hábitos, sentido del deber y honor – también un sentido profundo del mar, y de su fascinación. Una fascinación colmada de respeto, un proyectarse hacia los infinitos de los espacios, también con una punta de temor; todos los marineros le tienen miedo a la ira de Poseidón; sabedores, a pesar de poder luchar entre ellos como seres humanos, de la potencia del escenario donde actuan: un esfondo que representa a la vez su medium (interpretado como ambiente natural) y adversario común; desde allí, el sentido profundo de una “hermandad del mar”, que une los hombres de las distintas naciones, etnias, areas geográficas.

Durante la Primera Guerra Mundial el luego Teniente Langsdorff – entonces embarcado en el acorazado SMS Grosser Kurfürst – participó a la batalla de Skagerrak/Jutlandia (31 de mayo de 1916), recibiendo la Cruz de Hierro de 2ª Clase; antes de que se acabara el conflicto, recibió también la Cruz de Hierro de 1ª Clase.

Erich Langsdorff (1894-1939).

En la postguerra siguió con su trayectoria en la Marina Alemana; en 1924 se casó con Ruth Hager, que conoció en la época donde trabajaba en la Oficina Naval en Dresde. En 1925 pasó al Ministerio de Defensa en Berlín, con cargo de coordinar relaciones entre la Kriegsmarine y el Ejército. Siguiendo en el «cursus honorum», en 1927 tomó el comando de una flotilla de torpederas y en abril de 1930 fué promovido a Teniente Comandante.

Después de unos años con cargos de tipo administrativo en Berlín, también a nivel ministerial, en 1936 y 1937 sirvió en el nuevo acorazado Admiral Graf Spee, bajo las órdenes del Almirante Bohen.

Después de haber tomado el mando del «panzerschiff», Langsdorff se estrenó en su puesto con varias “visitas de buena voluntad” a diversos puertos extranjeros que incluyeron varios cruceros por el océano Atlántico y estancias en los puertos de Tánger, Vigo, Ceuta y Lisboa. Asimismo, el buque estuvo presente en importantes maniobras de la flota en aguas alemanas, en las celebraciones con motivo de la reintegración del puerto de Memel como territorio alemán y en una revisión de la flota en honor al almirante Miklós Horthy, regente de Hungría.


21 de agosto 1939:
el Admiral Graf Spee sale del puerto de Wilhelmshaven, con destino al Océano Atlántico

El 21 de agosto 1939, el Admiral Graf Spee salió desde Wilhelmshaven, con destino al Atlántico del Sur; el Corsario empezaba así un largo viaje – a lo largo de 4 meses y a través del Océano Atlántico e Índico deteniendo y hundiendo nueve barcos mercantes británicos: un total de 50.000 toneladas, y sin haber matado a nadie, ya que rescataron a todos los marineros de los barcos atacados.

En las primeras semanas, hasta el día 26 de septiembre de 1939 (cuando recibió por el Alto Mando Naval [«Seekriegsleitung»] la orden de comenzar activamente la guerra al comercio), el acorazado había permanecido en compañía del petrolero Altmark: su barco de suministro, con tarea de proporcionar víveres y combustible. La presencia de este tipo de buque, con citas predefinidas a intervales regulares, era imprescindible para un Corsario: analogamente lo fué para el Emden – que al dejar la División Naval de Oriente en verano del 1914 viajó con el carbonero Markomannia. Concretamente, a pesar de que los motores diesel habían acabado con la agotadora faena del carboneo por parte de la tripulación, sobre todo el problema de asegurar un regular suministro de combustible seguía representando un elemento clave: al borde de la pesadilla, para el comandante de un buque que navegaba aislado y lejos de cualquier puerto amigo.

El itinerario de los acorazados de bolsillo «Admiral Graf Spee» y «Deutschland»

El día 27, Langsdorff se despidió del buque aprovisionador, citándolo para el 14 de octubre, y arrumbó hacia Pernambuco, en Brasil. Para tratar de sembrar la confusión entre los ingleses, cambió el nombre pintado en el casco del acorazado y sus botes, así como en las cintas de los gorros de la marinería, por el del gemelo Admiral Scheer. En este modo, haría creer a los enemigos que eran tres (junto al Deutschland) los acorazados alemanes que actuaban contra el tráfico marítimo: logrando por lo tanto una fragmentación aún más crítica de las fuerzas enemigas, con tarea de búsqueda.

El 30 de septiembre detenía y hundía al carguero inglés Clement de 5.050 toneladas de registro bruto, despachado de Nueva York para Bahía y luego a Ciudad del Cabo con 20.000 latas de queroseno; antes de hundir el buque a cañonazos, comprobaron que la tripulación hubiera bajado en los botes e ya rumbo a occidente hacia las costas más cercanas. Después de haber enviado un mensaje a las autoridades brasileñas en Pernambuco, avisando de la llegada de los “naufragos” y comunicando la posición (firmando como Admiral Scheer), Langsdorff expresó su pesadumbre al capitán britanico Harris por el hundimiento de su buque, y le hizo servir el desayuno, junto a su primer oficial Bryant. Una vez parado el buque mercante griego Palelemos (neutral, que viajaba hacia Europa) y haber transferido allí los dos oficiales ingleses, el Admiral Graf Spee se alejó desde la zona a toda maquina, con rumbo a levante.    

La noticia de este hundimiento (el primero actuado por algún corsario alemán en el Océano Atlántico), que tuvo lugar a unas setenta y cinco millas al sudeste de Pernambuco, despertó todas las alarmas en el Almirantazgo en Londres.

De acuerdo con el Almirantazgo francés, inmediatamente se formaron y enviaron a diversas zonas de caza distintos grupos de buques, rastreando los océanos:

  • «Fuerza F»: cruceros pesados Berwick (10.000 toneladas, 8 piezas de 203 mm) y York (8.250 toneladas, 6 piezas de 203 mm), al Atlántico Norte y zona del Caribe;
  • «Fuerza G»: cruceros Exeter (8.390 toneladas, 6 piezas de 203 mm), Cumberland (10.000 toneladas, 8 piezas de 203 mm), Ajax y Achilles (gemelos, de 7.000 toneladas, y 8 piezas de 152 mm), a la costa oriental americana;
  • «Fuerza H»: cruceros pesados Sussex y Shropshire (gemelos, 10.000 toneladas, 8 piezas de 203 mm), a las proximidades del cabo de Buena Esperanza;
  • «Fuerza I»: cruceros pesados Cornwall y Dorsetshire (10.000 toneladas, 8 piezas de 203 mm) y portaaviones Eagle (22.600 toneladas, 21 aviones), al océano índico;
  • «Fuerza K»: cruceros de batalla Renown (32.000 toneladas, 6 piezas de 381 mm, 29 nudos) y portaaviones Ark Royal (22.000 toneladas, 60 aviones, 31 nudos), al Atlántico central;
  • «Fuerza L» (francesa): crucero de batalla Dunkerque (26.500 toneladas, 8 piezas de 330 mm, 31 nudos), portaaviones Bearn (22.000 toneladas, 40 aviones) y tres cruceros pesados en el Atlántico Norte;
  • «Fuerza M» (francesa): cruceros pesados Foch y Dupleix (10.000 toneladas, 8 piezas de 203 mm), en la zona de Dakar, y, finalmente,
  • «Fuerza N» (mixta): crucero de batalla francés Strasbourg (gemelo del Dunkerque ) y portaaviones británico Hermes (11.000 toneladas, 20 aviones), en la zona de las Antillas.

La caza al Corsario habia empezado.


1 – Continuará

Quedamos a la espera de seguir leyendo: mientras tanto, vamos a rescubrir la epopeya de la División Naval de Oriente de la Marina Imperial Alemana en la Primera Guerra Mundial (enlace al artículo completo)


BIBLIOGRAFÍA

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