Artículo de Stefano Basilico
El denominado “Engaño de Buccari” (en italiano, “la Beffa di Buccari”) fue un episodio de la Primera Guerra Mundial que tuvo lugar en la noche del 10 al 11 de febrero de 1918: concretamente, una incursión naval llevada a cabo por lanchas torpederas armadas de la «Regia Marina Italiana» contra buques Austro-húngaros en la Bahía de Buccari (hoy Bakar, en Croacia).


En la Primera Guerra Mundial, Italia estaba en el bando de las Naciones de la Entente contra los Imperios Centrales, Austria-Hungría y Alemania. La campaña de Italia en tierra contra el ejército austríaco se había estancado durante dos años y medio, con poco movimiento, aunque a costa de grandes bajas. En el mar, la igualdad con la Armada Austro-Húngara en los buques capitales había llevado a un punto muerto, sin que ninguna de las partes deseara arriesgarse a perderla; así, la guerra en el mar en el Adriático fue un concurso de pequeños barcos, de incursiones y patrullas, de acciones repentinas por la noche y de pérdidas en minas y submarinos. En este campo, la Armada italiana había desarrollado una fuerza de comando de lanchas torpederas armadas, el «MAS» (acrónimo de «Motoscafi Armati Siluranti»), que atraía a hombres con espíritu bucanero.
A final de octubre de 1917, el callejón sin salida fue alterado por una ofensiva austriaca, apoyada por las fuerzas alemanas puestas a disposición por el colapso del frente ruso. En la batalla de Caporetto (hoy Kobarid, Eslovenia), el ejército italiano sufrió una dura derrota y en un período de tres semanas el frente fue empujado hacia atrás 50 millas, a una distancia de ataque de Venecia.




La victoriosa incursión en Trieste en diciembre de 1917, en la que las lanchas torpederas MAS 9 y 13 (lideradas, respectivamente, por Luigi Rizzo y Andrea Ferrarini), hundieron el acorazado austrohúngaro «Wien» , frustró el proyecto de utilizar el mismísimo «Wien», junto al gemelo «Budapest» , de bombardear el frente italiano desde el Mar Adriático. Posteriormente se decidió una acción para forzar la Bahía de Buccari donde varias unidades navales enemigas estaban estacionadas. Aunque fue un episodio irrelevante desde el punto de vista militar con respecto a las consecuencias, sin embargo, su eco tuvo el efecto de elevar aún más la moral de Italia, puesta a prueba por la grave derrota padecida en Caporetto.
Esta incursión fue concebida por los italianos como un ataque a la navegación austriaca en el puerto de Buccari, un fondeadero en una bahía cerrada, en la cabecera del Golfo del Carnaro (hoy Kvarner). Por lo tanto, la noche del 10 al 11 de febrero se tomó acción: una incursión por sorpresa para destruir los buques militares y/o mercantes que se encontraban en la bahía, utilizando las pequeñas pero letales – y ya experimentadas – Lanchas Torpederas Armadas.


Los tres MAS 94, 95 y 96, con una tripulación total de 30 hombres, al mando del capitán de fragata Costanzo Ciano, escoltados por tres grupos navales de destructores y exploradores, realizaron la larga ruta entre las dos costas del Adriático, por unas 25 millas por estrechos canales entre las islas. navegando luego para arribar en la noche para lanzarse contra los cuatro buques mercantes fondeados, lo que se efectuaba regularmente sin reacción del oponente. Los buques austriacos, sin embargo, protegidos por redes de torpedos no informaron ningún daño.
Después del ataque, las unidades atacantes reanudaron el camino de regreso, llegando ilesas a Ancona. Antes de salir de vuelta, el poeta Gabriele d’Annunzio, a bordo del MAS 96 al mando del teniente capitán Luigi Rizzo, había arrojado a la bahía tres botellas selladas con colores nacionales que contenían un mensaje de desafío escrito por D’Annunzio (“los marineros de Italia, riéndose de barreras y redes enemigas, listos a atreverse al inosable”) que dio a la acción el sobrenombre de «Beffa di Buccari».
Fue precisamente con motivo de esta memorable empresa que Gabriele d’Annunzio acuñó el lema inmortal de los incursores MAS: «MEMENTO AUDERE SEMPER».


Además el mismo Poeta compuso la denominada “Canzone del Quarnaro” (Canción del Carnaro); así el «incipit» del poema: “Somos treinta de un único destino, y treinta y uno con la muerte”.
Dicho sea de paso, solo algunos meses después el teniente capitán Luigi Rizzo (futuro Almirante de la Regia Marina, y condecorado con Medalla de Oro al Valor Militar), supo rematar la faena, infligiendo un golpe mortal a la Armada Austro-húngara: en el amanecer del día 10 de junio de 1918, en las aguas de la Isla de Premuda, liderando el grupo de los MAS 15 y MAS 21, Rizzo logró torpedear y hundir el acorazado «Szent István» (20000 t de desplazamiento, armamento principal 12 cañones de 305 mm), que después de haber salido de la base de Pola junto a su gemelo el acorazado «Admiral Tegetthoff», navegaba con rumbo al sur hacia la denominada “Barrera de Otranto”. Imposibilitado a seguir en su acción ofensiva, en la que fue su última salida, el «Admiral Tegetthoff» tuvo que regreasar a Pula.
Después de la rendición del Imperio Austro-Húngaro (4 de noviembre 1918), el «Admiral Tegetthoff» fue adquirido por Italia como preda bélica. Hoy en día, puede verse una de sus enormes anclas en el portal de «Palazzo Marina», en el Lungo Tevere Flaminio, en Roma; está junto a otra, que perteneció a su gemelo «Viribus Unitis», el acoradazo buque insignia de la Armada Austro-Húngara hundido en el fondeadero de Pula por los buzos de combate italianos Raffaele Rossetti y Raffaele Paolucci, en el día 31 de octubre 1918. De hecho, el mismo «Palazzo Marina» es mejor conocido como “Palacio de las Anclas”.
