di Stefano Basilico
“Lo que la imaginación es para el poeta, son los hechos para el historiador“
Barbara W. Tuchman
Un día como hoy: el día 30 de enero de 1912 nació en Nueva York Barbara Wertheim Tuchman, grande figura de historiadora, periodista y escritora. A más de 30 años después de su fallecimiento (6 de febrero de 1989) su obra renovadora y extraordinaria personalidad siguen fascinando a viejos y nuevos lectores.

En 2009 salió, inédito hasta la fecha en castellano, su libro Cómo se escribe la historia: un libro programático, donde se encuentra una auténtica declaración de principios sobre el oficio de escribir historia; este ensayo representa una autentica, moderna brújula: para los historiadores, claro, pero no menos para los lectores. En este ensayo, Tuchman propone algo parecido a un manual con las claves para para entender la escritura de la historia; donde reviven la categorías ya propuestas por parte de Aristóteles: la diferencia entre historia (verdad) y poesía (invención), el “verdadero” y el “verisimile” (Poética, 1451 b). Además, ella reivíndica la necesidad del recurso a las fuentes primarias, el contraste de la información, la selección de los materiales, la investigación como motor de la historia, el material inédito y, sobre todo, “la narración como alma de la historia”.
En realidad, Tuchman es una «historiadora pintora»: los suyos son libros de historia, pero escritos con un estilo exceptional; los hechos, los personajes históricos (y su psicología), los pueblos y muchedumbres: todo dibujado en un escenario dinamico, político y socio-económico, capaz de raptar el lector como por delante de una película. Una vez más, historiografía como encuentro entre filosofía y sociología.


En el marco de sus obras destacan en primer lugar dos libros, ambos del 1962: “La torre del orgullo” y “Los cañones de agosto” (galardonado con el Premio Pulitzer). A la hora de pensar a un subtítulo para “La torre del orgullo”, se podriá proponer “La sombra de Sedan”: la narración de la dicha “Belle Epoque” tal como conclusión del siglo XIX; el “siglo inglés”, nacido en Trafalgar y Waterloo que goza de un largo periodo de paz en sus últimas décadas, hasta los disparos de Gavrilo Princip en Sarajevo. El apogeo de Europa (a todos los niveles, desde la cultura a la economía), la ilusión de la imposibilidad de una guerra – o por lo menos de una guerra larga y destructora – entre estados e imperios estrictamente conectados entre ellos. Una galeria de personajes: Salisbury y Balfour, el estadunidense Thomas L. Reed, el capitán Alfred Dreyfus, Richard Strauss, Jean Jaurès…
La sombra de Sedan, muy larga, también se prolonga sobre “Los cañones de agosto”: el Plan Schliffen y el Plan XVII, es decir la Kultur y Bergson, el “der Tag” alemán y la “Mística de Alsacia” francesa; admás: el orgullo del aislamento inglés, este Imperio británico que mira casi con desdén al mundo; el Imperio Ruso que intenta levantarse después de la aplastante derrota del 1905, el espansionismo japonés y los Estados Unidos (nueva y joven potencia económica). El mes de agosto de 1914 tal como clave para la interpretación del mismo siglo XX, “el siglo breve”: la Batalla de las Fronteras y la Batalla de Tannenberg, el Imperio Otomán al lado de los Imperios Centrales; todo en 31 días: la premisa al Marne, Ypres y Verdun, Gallipoli y Leopolis, Kut y Aqaba, Jutlandia… También con otra extraordinaria galería de personajes: Gallieni y Churchill, Hindenburg y Samsonov, el Kaiser Guillermo II y Lord Asquith, Joffre y Alfred von Schlieffen, Edward Grey y Moltke el Joven. Una lectura profunda y apasionante.

Publicado originalmente en 1981, “La marcha de la locura. La sinrazón desde Troya hasta Vietnam” fue el último libro de Barbara Tuchman. Capaz de reconstruir ambientes de época, con al mismo tiempo erudición y fin sensibilidad, como de costumbre la Autora propone una tesis fuerte: a lo largo de los milenios, el tema desarrollado es el sempiterno mal gobierno, la eterna ceguera de gobernantes: y no por casualidad, en la tapa de algunas ediciones estaba representada “La parábola de los ciegos”, el cuadro de Peter Brueghel el Viejo.
Por una parte, la sensatez: los juicios y decisiones de un gobernante deberían basarse en la experiencia, el sentido común y la información disponible; este fue el caso del griego Solón, del rey anglosajón Alfredo el Grande y Washington.
Por la otra, una lista inacabable de casos de insensatez (identificacada como uno de los cuatro pecados capitales del poder, junto con la tiranía, la ambición y la incompetencia): concretamente, esta consiste en tomar decisiones contrarias al propio interés o al de sus gobernados y descartar otras opciones posibles. De la lista, cuatro son los casos de esta locura propuestos por Tuchman: la mítica historia del caballo obsequiado a Troya por los griegos (“timeo Danaos et dona ferentes” – Virgilio, Eneida libro II, 49); los Papas del Renacimiento, entre ellos Alejandro Borgia; los dirigentes británicos del siglo XVIII y su respuesta a los reclamos de los colonos norteamericanos, que culminaron con su independencia; último caso, el estudio de la intervención de Estados Unidos en los conflictos de Vietnam, desde 1945 hasta la derrota y el retiro en 1973: en esta sección, la Autora busca las raíces históricas de lo que, como ciudadana comprometida y periodista aguda, identifica como un espectacular fracaso que pone en evidencia todas las limitaciones ideológicas y prácticas del sistema político estadounidense.

Historiadora, y también historiadora de la medicina: en el libro «Un espejo lejano» (1978) exhibió un sólido conocimiento de la época, dibujando un vívido retrato de Europa occidental en el siglo XIV, la centuria de la Peste Negra y de la Guerra de los Cien Años. Analizando una historia del mundo que parece seguir inmutable, a pesar de catástrofes o cambios radicales: la Autora se pregunta: ¿cuál fue la condición humana después de la plaga?
«Los excesos de miedo y odio debían mostrar efectos profundos, pero ningún cambio radical se percibió al pronto. La persistencia de lo normal tiene fuerte arraigo». De hecho, mientras morían de peste, los arrendatarios del priorato de Bruton seguían pagando el canon debido a su señor...
En conclusión, a pesar de que se puedan compartir o menos sus tesis, Barbara Tuchman siempre propone lecturas profundas e interpretaciones nunca banales, capaces de estimular reflexiones y empujando el lector a profundizar los temas. Esto representa su mejor legado, de mujer e historiadora: su mejor y verdadera herencia espiritual y cultural.
https://www.dominiocubano.com/es/reflexiones-2/
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